El viaje solo desde la costa merece la pena. Alte se encuentra en un paisaje fértil y virgen, enclavado entre la Serra de Monchique y la Serra do Calderão. A ambos lados del camino hay plantaciones de olivos y almendros en pendientes pedregosas. También crecen higos y naranjas en la zona.
El lugar en sí es una composición del blanco fresco de las casas y los colores fuertes de la adelfa y el jacarandá. Fluye verde y colorido sobre cada pared: el lugar parece adornado.
Destacan la iglesia parroquial (portal manuelino del siglo XVI) y la capilla de Nossa Senhora de Lurdes, decorada con raros azulejos sevillanos. En las afueras hay un bonito jardín en la Fonte Grande, una colección de diferentes
Fuentes. En una pequeña cascada puede quedarse cómodamente bajo la sombra de los árboles.